lunes, 9 de julio de 2007

DOBERMAN

DRENAJE
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Aún siente en sus entrañas las embestidas de su abuelo, calando profundo. Percibe algo repugnante en sí y baña su cuerpo pequeño bajo la regadera. Y con el agua fresca se van sus lágrimas, el sudor, la vergüenza, los ojos, los dedos, los brazos, las piernas… hasta el último de sus cabellos. Diluyéndose lentamente, su vida se va por un caño.
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(Del libro Jauría; UV, 2007)

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